El Instituto Nacional de Vitivinicultura cuenta con nueva administración desde esta semana, tras la designación de Carlos Tizio. Su formación, experiencias laborales y antecedentes en el organismo.
Tras más de un mes de su asunción, el presidente Javier Milei finalmente completó el mapa de funcionarios de estrecho vínculo con la industria vitivinícola, con la designación del nuevo presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura.
Se trata del ingeniero agrónomo Carlos Tizio, quien estuviese a cargo del organismo entre 2016 y 2020, durante la gestión del expresidente Mauricio Macri.
La designación llegó mediante el Decreto 66/2024, publicado este lunes en el Boletín Oficial. Tiene la firma del ministro de Economía Luis Caputo.
Carlos Tizio es egresado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo y cuenta con un Master en UCDavis de California, Estados Unidos. Como parte de sus principales hitos en la carrera -además de ya haber gestionado el INV- fue investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), donde en 1981 participó del primer Censo Nacional de Viñedos.
Además de su rol en la gestión del INV, también había ocupado un cargo como secretario en la entidad Bodegas de Argentina. También formó parte del desarrollo del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI).
Además, trabajó como director técnico de la Bodega Norton durante unos 10 años. También lideró desde el 2003 el proyecto Clos de los Siete junto a Michel Rolland. También cuenta con un proyecto personal llamado Tizio Family Wines.
Hasta el momento de su asunción al organismo, se desempeñaba como asesor de varios proyectos en Agrelo, Perdriel y Valle de Uco.
Gestión del INV
Durante su gestión en el organismo del que ahora es nuevamente su presidente, impulsó una actualización de la Ley nacional de Vinos. Logró actualizar el presupuesto designado desde Nación en un 70%.
Coherente con la lógica desregulatoria que traza a la gestión actual, el nuevo presidente del INV, al asumir en 2016, había expresado: “El INV va a estar focalizado en la fiscalización y el control, pero no va a tener que ver con el mercado ni con las decisiones de las políticas vitivinícolas, ni va a tener influencia en medidas regulatorias, porque no le corresponde”. Sin embargo, en más de una oportunidad durante su gestión reconoció la capacidad regulatoria del mercado que tiene el organismo.
