Según los últimos datos del INV, que reflejaron una caída del 6,3% de los despachos de vino al mercado interno durante el año pasado, el vino genérico fue el que menos sufrió, al igual que el histórico formato de tetra brik.
Las tradiciones de consumo en el país no son difíciles de modificar, mucho menos en productos de tanta tradición como lo es el vino, un clásico de la mensa de los argentinos.
El volumen de consumo per cápita viene cayendo año a año en el país en un proceso que, entre otros factores, se explica por la tendencia creciente de consumir vino de más calidad pero en menor cantidad en un proceso mundial que ha pasado a llamarse premiumización.
En Argentina, el típico vino de mesa genérico mayoritariamente vendido en cajas de tetrabrik es la máxima representación del vino de consumo masivo que, en teoría, debió haber perdido volumen de venta dando lugar a la botella de varietal. Sin embargo los datos reflejan que este fenómeno no es tan marcado y que los hábitos de consumo son más estables.
En el último informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura se dio a conocer los datos definitivos sobre cómo se comportó la venta de vino en el mercado interno durante el año pasado, que reflejó una caída del 6,3% con respecto al 2022, en el marco de una temporada en la que la cosecha de uva fue la peor desde que se tienen registros oficiales.
La comercialización total de vino en el mercado interno argentino alcanzó los 7.752.601 hectolitros. Con la particularidad de que el 65% (5.076.433 hectolitros) pertenece a este tipo de vino en el que no se menciona el varietal, y solo el 29% corresponde a los vinos varietales. Casi el 6% restante pertenece a los vinos espumosos y otros vinos.
Sin embargo, el dato más relevante es que mientras la caída en las ventas de vino total fue de 6,3% con respecto al 2022, las de los vinos varietales fue aún más drástica, del 15,2%. La de los espumosos fue de 6,3%; pero la de los vinos genéricos fue de apenas 1,4%, es decir, se mantuvo prácticamente estable.
Si hablamos específicamente de los envases, la botella como método de fraccionamiento acaparó el 62% de las ventas, mientras que el tetra brik el 34%. La damajuana el 3,5%, el bag in box el 0,4% y la lata el 0,2%.
Como las ventas fueron significativamente menores, en casi todos los formatos hubo caída en las ventas menos el bag in box (creció 16%). Sin embargo, no fue la misma caída para la botella que para el tetra brik, el histórico formato en el que se vendió el vino genérico. Mientras el primer envase cayó 7,6%, las cajas cayeron 4,2% y la damajuana 5%.
Aún así, hay muchas experiencias en el mercado de vinos genéricos ofrecidos en botellas de vidrio o damajuanas.
Estos datos reflejan que los verdaderos fusibles de la caída del consumo de vino son los vinos varietales y no el histórico vino de mesa argentino, que tiene su público y lo conserva de manera relativamente estable en el tiempo.
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