Distintos informes acerca del impacto meteorológico del fenómeno climático advierten sobre la posibilidad de que haya una mejor producción, a pesar de una leve caída de la superficie sembrada. Los riesgos y las zonas en peligro.
El campo productivo argentino espera con ansias una buena cosecha para este año, que permitirá mejorar las perspectivas económicas, acompañada de una profunda reforma en la administración impositiva para los exportadores, de la mano del cambio de gestión.
Sin embargo, el mayor impacto para la cosecha llega de la mano del fenómeno meteorológico de El Niño, sobre el cual se estima que aumentará las precipitaciones y ya genera mejores pronósticos climáticos que en la campaña anterior.
Por ejemplo, la consultora IES en su Informe Económico Semanal estima que la campaña agrícola 2023/24 totalizaría una producción de 30 millones de toneladas, registrando una recuperación productiva de casi 40% frente al período anterior.
Esto, a pesar de que la siembra de la campaña 2023/24 será de 40,7 millones de hectáreas, un 0,9% menos que la siembra del año anterior. Aún así, la producción prevista, según estimaron, implicará una recuperación de 39,1%.
El escenario climático más propicio para el ciclo 2023/24, gracias al fenómeno El Niño, favorecerá específicamente a la cosecha gruesa, como el maíz y la soja.
Las lluvias acaecidas desde fin de octubre mejoraron el estado del trigo que había sido afectado en la etapa de siembra, y habilitarán una recuperación en la cosecha agrícola del ciclo 2023/24.
Una de las explicaciones para la caída en la cantidad de hectáreas sembradas (aunque mínima) se debe a la reducción en la implantación de trigo y cebada, maíz y girasol, que prevalecerán a la suba en soja y otros cultivos.
Por otro lado, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) pronosticó que el fenómeno climático de El Niño alcanzará «su plenitud» durante el verano 2024, aunque los vientos polares serán un limitante para las lluvias en parte de la región pampeana.
«Con la llegada del verano 2024, El Niño alcanzará su plenitud, imponiéndose en mayor medida a los vientos polares, mejorando la llegada de humedad al área agrícola, activando las lluvias y moderando el régimen térmico», indicó el informe.
Así, el centro del noroeste argentino, el sur del Brasil, gran parte del Uruguay y el sur de la Mesopotamia podrían ser afectados por lluvias intensas, con riesgos de desbordes de ríos y arroyos, mientras que las precipitaciones sobre las altas cuencas del Paraná y el Uruguay se moderarán, atenuando las crecidas.
No obstante, advirtió la entidad bursátil, «los vientos polares no se retirarán totalmente haciendo que subsistan amplios focos con lluvias bajo lo normal, pudiendo destacarse uno sobre el norte del Paraguay y zonas aledañas del Brasil, y otro en el límite común entre Córdoba, La Pampa, Santa fe y Buenos Aires».
Pasado el verano, se prevé que hacia el otoño, El Niño comenzará su disipación, al mismo tiempo que los vientos polares volverán a avanzar, incrementado las áreas con precipitaciones bajo la media en el centro y norte del Paraguay y zonas cercanas del Cerrado del Brasil, el sur del Uruguay y gran parte del centro y el sur de la región Pampeana.
Contrariamente, el NOA y territorios vecinos de Bolivia, Paraguay y Brasil, podrían sufrir tormentas severas, con riesgo de desbordes de ríos y arroyos, y vientos.
«Puede concluirse que se trata de una temporada donde se notarán grandes contrastes regionales, con marcadas anomalías de signos contrarios, que harán necesarios una gran dosis de previsión, un cuidadoso y un uso inteligente de la tecnología, para superar los desafíos que se presentan, aunque algunas zonas no lograrán una recuperación completa», indicó el trabajo.
Las últimas lluvias mejoraron las condiciones de los principales cultivos en la región núcleo, donde la característica común son las buenas condiciones de humedad para avanzar con la cosecha. destacaron desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
«Las lluvias mejoraron los niveles de humedad de suelo en la franja oeste de la región, por lo que permitirán continuar con la siembra», plantea un informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la bolsa rosarina.
También hay riesgos
Eso sí, también alertaron sobre eventos climáticos extremos, que podrían afectar la producción agropecuaria argentina. El informe fue presentado a los ministros del Consejo Agropecuario del Sur (CAS) en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
En muchas zonas de la Región sudamericana podrían registrarse inundaciones y en otras sequías, aunque algunos ecosistemas productivos podrían beneficiarse por una adecuada disponibilidad de agua luego de largos períodos con lluvias escasas.
El documento alerta que para este verano se pronostican lluvias por encima de lo normal, crecidas de los ríos y tormentas extremadamente fuertes en la Gran Cuenca del Plata, que incluye a la Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil.
En cambio, en el norte y el nordeste de Brasil se esperan sequías intensas y severas; mientras que en buena parte del territorio chileno las previsiones indican que se registrarán temperaturas superiores a las habituales.
En el último tiempo, condiciones de extrema sequía afectaron a la región centro y sur de América del Sur con severos impactos económicos y sociales tanto en Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay como el sur de Brasil y Argentina, que comienzan a revertirse de a poco en algunas zonas; en los últimos tres meses las condiciones mejoraron, aunque persisten focos de sequía.
