Un informe del Instituto Nacional de la Vitivinicultura reveló la caída en la cantidad de superficie cultivada en la zona y su comparación con el mismo proceso a escala provincial. Las principales causas.
Según el Instituto Nacional de la Vitivinicultura, hasta diciembre de 2022, Mendoza representaba el 71,2% de la totalidad del cultivo de la vid de Argentina.
Este porcentaje se debe a la siembra en sus cinco zonas vitivinícolas: Norte, Centro, Este, Sur y Valle de Uco. La zona Este, por su parte, representa el 41% de la superficie total sembrada de Mendoza, lo que la constituye en el principal sector productivo de la provincia sino del país.
Para ejemplificarlo, la zona Este participa con el 45% de la producción total de uva, con el 47% de la elaboración de vinos y 69% de la elaboración de mostos de la provincia. En esta zona se ubica el 36% de las bodegas que produjeron en el año pasado.
Más allá de estos datos definitivamente ilustrativos, un proceso que también se desarrolla en simultáneo es la pérdida de hectáreas sembradas, año a año, en esta región; según el último informe que emitió el INV sobre la superficie de la vid en esta zona.
La región que abarca los departamentos San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz; tiene 60.890 hectáreas plantadas hasta el año 2022 (41,3% del total de Mendoza). Este número indica una disminución del 10,6% respecto al año 2010, es decir, en 12 años.
En comparativa con la media de Mendoza, se trata de un valor mucho más alto, ya que se perdieron 4,4% de hectáreas sembradas, en el mismo período, en toda la provincia.
La cantidad de viñedos (independientemente de su extensión) también ha disminuido, pasando de 7.142 en el año 2010 a los actuales 6.440. En cuanto al tamaño medio de los viñedos (un promedio del relevamiento) su extensión es de 9,5 hectáreas, mas pequeño que el promedio provincial que es de 9,8 ha.
El fenómeno es multicausal y tiene ribetes locales y nacionales. Por un lado se explica por una cuestión coyuntural de la industria, que desarrolló un cambio en el modelo de negocios priorizando la calidad de la uva a la cantidad, para producir vinos mejor valorados en el mercado.
Por otro lado, se explica a partir de la pérdida de rentabilidad de este tipo de actividad agrícola, generada por la macroeconomía, que tiene como contrapartida el aumento de la urbanización, quizás, como parte de un negocio más lucrativo relacionado al desarrollo de barrios privados.
También es causada por otros fenómenos propios de la industria como el impacto de la crisis hídrica, en una zona que se riega principalmente por el curso inferior del río Tunuyán y por el río Mendoza, además del agua subterránea captada por bombeo.
Nota exclusiva para La Voz del Viñatero. En caso de usar el contenido o reproducirlo no olvide citar como fuente a LA VOZ DEL VIÑATERO – WWW.LAVOZDELVIÑATERO.COM.AR
