Luego del escándalo que generó la importación de cuatro millones de litros por parte de Grupo Peñaflor, otras empresas seguirán sus pasos en una tendencia que parece que llegó para quedarse.
Era cuestión de que alguien diera el primer gran paso para que otros lo sigan. Así parece haber sucedido con el Grupo Peñaflor, que importó unos 4 millones de litros de vino desde Chile, desatando todo una ola de repudio generalizado y debate sobre si es correcta la operación o daña a la producción local.
Ahora, y más allá de todas las iracundas voces que se manifestaron en contra, más bodegas piensan o ya iniciaron el trámite para importar vino desde el mismo país. Todo esto, claro está, aprovechando las facilidades para la importación que ofrece el Ejecutivo nacional.
Si bien el vino no fue incluido entre esos productos de la canasta básica a los que abrió la importación para facilitar que bajen los precios del producto local, para combatir contra la inflación, es una realidad que la importación de vino es legal.
De hecho, en 2023 el Grupo Peñaflor ya había emitido una solicitud para importar una partida mucho menos voluminosa que 4 millones de litros y había sido autorizada. Sin embargo, la entonces Secretaría de Comercio Exterior comandada por Matías Tombolini, en la gestión de Alberto Fernández, solía rechazar o trabar burocráticamente estos procedimientos.
Ahora, con la nueva gestión y su política de libre comercio, las solicitudes de importación son más ágiles y las empresas comienzan a aprovecharlo. Por ejemplo, la bodega Carricondo de Junín, Mendoza, se sumó a Grupo Peñaflor y hará una importación desde Chile de 100 mil litros de vino.
Según publicó Diario Uno, otra bodega ya habría iniciado el trámite en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) si que se sepa el volúmen de la compra y habrían dos más, en base a esa información, que pretenden iniciar el trámite pronto y también por un alto volumen.
Los productores locales de vino y uvas siguen manifestándose en contra de las operaciones. Según señalan, están pensadas por los grandes poderosos de la industria ejercer presión sobre los precios del vino nacional, que está por encima del chileno. Abusando así de su posición dominante.
Lo cierto es que desde la empresa aseguraron que hubo una búsqueda del vino importado en el mercado local por unos seis meses, pero no encontraron stock. Además, señalaron que la poca cantidad (4 millones de litros suena como una cifra importante pero se suelen fraccionar más de 600 por año solo en Mendoza) no altera al mercado ni ejerce presión sobre los precios.
Mientras tanto, la industria está cambiando sus reglas de juego y parece que habrá que ir acostumbrándose.