Luego de lo que fue la peor cosecha de la que se tienen registros en el 2023, ahora los productores tienen expectativa sobre un incremento de los volúmenes, lo que puede desencadenar consecuencias positivas pero también adversas.
Aún resta conocerse datos oficiales sobre la estimación de cosecha para el 2024 y es prematuro exigirlos, considerando que el Instituto Nacional de Vitivinicultura suele ofrecer la esta información en febrero.
Aun así, los productores ya comienzan a hacer sus propias estimaciones para tener algo de previsibilidad de cara a este año, relacionado a capacidad de producción, stocks y precios de venta.
Una información publicada por la agencia Télam y recogida por este medio, hizo un breve repaso de una serie de productores revelando sus propias expectativas, que sirve como termómetro para concluir que habrá un incremento en el volúmen de cosecha, lo cual es lógico si se compara con la cosecha del año pasado en 2023, que fue la más baja desde que se tienen registros.
Entre las causas del incremento pueden considerarse que, si bien se contabilizaron daños provocados por las heladas tardías y el viento Zonda, no fueron más severos que los desatados sobre el final de 2022, que impactó a la cosecha 2023.
«Durante la primera etapa, vegetativa, tuvimos las clásicas heladas tardías que incidieron pero fueron mucho menos intensas que las de la cosecha 2023, que provocaron una merma muy grande de uva; por lo tanto, es una cosecha relativamente normal hasta ahora», contó a Télam Facundo Bonamaizón, el ingeniero agrónomo de la Bodega Chakana, en Luján de Cuyo (Mendoza).
“La principal contingencia que tuvimos en esta primavera y comienzos del verano fue el viento Zonda, con muchos eventos y muy fuertes que causaron daños en los brotes y las estructuras de los racimos, y probablemente tenga un efecto negativo en el cuaje o transformación de la flor en el fruto», agregó Bonamaizón a ese medio.
Sin embargo, no todo es adverso cuando se habla de Zonda, ya que este viento produce nevadas en la cordillera, las cuales aumentan los niveles de disponibilidad en los acuíferos subterráneos y por ende para el sistema de riego. Lo cual es vital en un contexto de emergencia hídrica.
Además, considerando el clima y más allá de lo que pueda ocurrir con el fenómeno El Niño, el ingeniero agrónomo prevé una vendimia relativamente más fría que la del año pasado, lo cual beneficia la cosecha. Eso sí, advirtió: “Hay que esperar a enero, febrero y marzo, meses claves para determinar la calidad de la uva».
Para poner en números las estimaciones de cosecha, el dueño de Bodega Jorge Rubio de General Alvear, Jorge Alberto Rubio, señaló que espera que la cosecha esté “en el orden de los 20 y 22 millones de quintales” para sus viñedos del sur mendocino. El enólogo reconoció que en 2023 fue de 14 millones de quintales, lo que demuestra el incremento.
Es más, aseguró que la 2023 fue la cosecha más baja de los últimos 60 años. «Hemos tenido cosechas de 26/28 millones de quintales, pero calculo que no vamos a llegar a eso porque el Zonda ha hecho mucho daño en algunas regiones», agregó el profesional a Télam.
De esta manera, se confirma la estimación de la Fundación Mediterránea que alertó sobre un incremento del volumen de cosecha, lo que puede desencadenar una caída en los precios de la uva y el vino, impactando mayormente a los que venden en el mercado interno. Quedará aguardar los datos oficiales de la nueva administración del INV.
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