Autoridades del Iscamen informaron que el control de la plaga se extendió por unas 130 mil hectáreas de viñedo, muchos de los cuales recibieron hasta tres aplicaciones de fumigación.
El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen) concluyó el operativo de control contra la plaga Lobesia botrana, conocida también como «polilla de la vid», previo a la temporada de cosecha 2024.
El operativo, que se produce siempre previo a esta instancia, comenzó en septiembre pasado y abarcó unas 130 mil hectáreas de vid sembradas en los cuatro oasis productivos de la provincia, lo que representa unos 7.500 productores del sector.
“El operativo incluyó diversas etapas de intervención de acuerdo con el estado biológico de la plaga, la fenología de los cultivos y las características de las áreas a trabajar. Las diversas herramientas de control se emplearon en momentos oportunos para causar el mayor impacto posible sobre las poblaciones del insecto”, detallaron desde el organismo.
De hecho, se trata de un operativo de mucha complejidad, teniendo en cuenta que en el mismo sector productivo pueden coexistir vides de varios años de desarrollo y producción, con otras en estado de abandono, lo que obliga a realizar distintas herramientas de control.
Para implementarlo, primero el Iscamen asistió con la entrega de difusores de feromonas a los productores de uva en fresco y ciruelas con destino de exportación hacia Brasil, un mercado con exigencias sanitarias específicas.
Por otro lado, se realizaron bloques en el oasis Sur, que es un área prácticamente libre de la plaga.
En total, los insumos disponibles permitieron abarcar 1.000 hectáreas de cultivos mediante la técnica de confusión sexual.
Durante octubre, el operativo continuó con el desarrollo del Servicio de Tratamientos Aéreos, destinados a los oasis Norte y Este, para el control de la primera generación de la plaga. Los aviones sobrevolaron unas 115.000 hectáreas de los departamentos de Lavalle, San Martín, Santa Rosa, Rivadavia, La Paz, Junín, Luján de Cuyo y Maipú.
El mes posterior se trabajó sobre las áreas en las que hay más presencia de la plaga, en los oasis Norte y Este, Allí, se retomó el trabajo para controlar la segunda generación del insecto.
Allí, se realizaron aplicaciones aéreas con feromonas en 40.000 hectáreas y, de forma complementaria, aeroaplicaciones en 29.000 hectáreas con productos específicos. Estas acciones se extendieron hasta diciembre.
En el Valle de Uco, por su parte, se repartió insecticida para abarcar unas 30.000 hectáreas de viñedos. Además, se realizó una aplicación de feromonas pulverizables mediante drones en otras zonas específicas.
La última etapa del operativo se realizó en áreas de mayor presencia del insecto del oasis Este, puntualmente en San Martín. El objetivo era controlar la tercera generación del insecto. Allí, se repasaron las fumigaciones aéreas en unas 13.000 hectáreas.
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