Un decreto firmado en 2010 le dio carácter público y formal al deseo de reconocer la importancia de la bebida como fenómeno popular y la industria y los trabajadores que la sostienen.
Este viernes, la vitivinicultura está de fiesta. Los argentinos celebramos, por 13° vez, el «Día del Vino Argentino como Bebida Nacional”. Una especie de reconocimiento a la industria y también al producto y su capacidad para insertarse en la cotidianidad de los habitantes de este país.
Cada 24 de noviembre, desde 2010, la vitivinicultura argentina celebra el día en el que el vino fue reconocido como la Bebida Nacional, debido a que en esa fecha se firmó el Decreto 1.800, que contó con la rúbrica de la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. De allí quedó la efeméride.
Más tarde, en 2013, el decreto sería reafirmado gracias a la Ley 26.870, que fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras del Congreso.
La celebración, también conocida como Día del Vino Argentino, pretende darle valor a la bebida como fenómeno popular y también a su elaboración local, que convirtió al producto en fuente de reconocimiento mundial.
De hecho, nuestro país es el único entre los que poseen actividad vitivinícola que fue capaz de declarar a su propio vino como bebida nacional.
En el texto del decreto, se destaca la historia de los productores durante los siglos de historia vitivinícola argentina, el impacto socioeconómico que tiene la industria y la calidad en sí misma del producto.
Si bien sumergida en el contexto de crisis actual, la vitivinicultura argentina tiene para festejar que no ha parado de crecer en reconocimiento desde el 2000 hasta esta parte, ubicándose en un lugar de privilegio entre las consideradas del Nuevo Mundo.
Con sus diversas regiones vinícolas, se posicionó como un gran exportador mundial. La uva Malbec, una variedad tinta que ha encontrado en Argentina su hábitat ideal, ha jugado un papel fundamental en el reconocimiento internacional de los vinos del país.
En conclusión, el Día del Vino Argentino es más que la celebración de una bebida; es un reconocimiento a la dedicación de los viticultores, la calidad de la uva y la expertise de los enólogos.
Para celebrar, se organizan una serie de actividades a lo largo y ancho del país.