La principal cámara de bodegueros insiste con la eliminación del organismo y por ende del aporte obligatorio que llevan a cabo.
El proyecto de eliminación de la Coviar encuentra a dos grandes bandos dentro de la industria. Por un lado las propias organizaciones que forman parte del organismo y han adquirido cierto peso, y por otro, los principales impulsores dentro de la vitivinicultura, como son los bodegueros.
Gran parte de ellos se encuentran nucleados en la principal cámara, Bodegas de Argentina, la cual se ha mostrado afín a que se aprueba el proyecto, se derogue la ley que creó la COVIAR y por ende se eliminen los aportes obligatorios que ellos mismos hacen.
En un reciente y muy crítico comunicado, compilaron todos los motivos que anteriormente había expresado de manera extraoficial, para dejar en claro su postura. En él se mostraron disconformes con el cumplimiento del PEVI.
Para plantear esta disconformidad, en el comunicado Bodegas de Argentina hizo un repaso de los números que se planteó como objetivo la COVIAR en su inicio en 2004, proyectando a 2020. Entre ellos, el organismo buscó que se alcancen ventas por USD 2.000 millones y se participe con un 10% del volumen de las exportaciones mundiales.
Lejos de esos objetivos, Bodegas de Argentina ofreció los datos de los volúmenes y valores del vino en 2020. La participación en el volumen mundial fue de apenas 3,7%, mientras que las exportaciones de USD 791 millones. Además, analizaron la abrupta caída del consumo per cápita, del 30%.
Por otro lado, hicieron un análisis de la actualidad (el PEVI se actualizó a 2030 y por eso sigue en vigencia), es decir, de los números de marzo pasado, para que el contraste también tenga validez con el presente. En ese caso difundieron que la facturación total cayó aún más, en el orden del 42% desde su máximo en 2012. Por su parte, la producción en volumen disminuyó 34,5% desde su máximo en 2008.
Con relación a la participación internacional en volumen, durante marzo fue de 1,8%, un número bajo comparado al máximo histórico de 2020 -justo el año de cumplimiento del PEVI en pandemia-, que fue de 3,7%.
Por su parte, el consumo de vinos en el mercado interno cayó 46%, ubicándose en 2024 en torno a los 16,2 litros por persona, cuando en 2004 era de 29,9 y en 2020 de 20,8.
Finalmente, contaron que también fracasó la custodia de los viñedos, ya que la superficie implantada cayó un 10% desde su máximo en 2014. Especialmente de aquellos viñedos menores a 10 hectáreas. De hecho, también contaron que cayó el empleo un 12,4% en los viñedos y 8,1% en las bodegas.
También plantearon una crítica contra la utilización de los aportes obligatorios que hizo COVIAR, asegurando que fueron en total 230 millones de dólares desde que se creó el organismo, entre los aportes de los gobiernos en programas específicos y el de los privados.
“En un lapso de 16 años, se han gastado USD 230 millones sin alcanzar los objetivos de posicionamiento internacional, comerciales ni productivos para los cuales se realizaron los aportes. La falta de rendición de cuentas e información abierta a la comunidad, la ausencia de auditorías reclamadas por Bodegas de Argentina y lo informado recientemente por la SIGEN, han dejado un vacío de transparencia. Estos fondos, provenientes no solo de entidades privadas sino también de ciudadanos comunes que, a través de sus impuestos, sostienen el funcionamiento de una institución que ya no tiene sentido. ¿Cómo justificar semejantes desembolsos en una entidad que ha dejado de cumplir su misión?», concluyeron.